Por Nicolás BesimenkoEl análisis previo indicaba que Huracán tenía más
chances de perder ante Guillermo
Brown, y el 2-1 final lo confirmó. Los números entre uno y otro eran y son
excesívamente contrastantes, opuestos. Sin embargo, el Globo que armó el entrenador interino
Fabián Sánchez estuvo cerca de alcanzar el empate y romper con las 6 derrotas consecutivas.
Con actitud, agresividad y sobre todo ganas acorraló a
Brown, lo empató a la fuerza y un increíble remate de
Tévez que tenía pinta de irse lejos del arco de
Pérez se convirtió en el séptimo triunfo sobre 9 juegos del visitante, que sin
proponérselo (pateó 2 veces al arco) se alzó con los 3 puntos, algo que todavía cuesta digerir para los que
presenciamos el extraño partido ayer en el
Bottino.
En la primera parte Huracán luchó en medio de la confusión durante los primeros 20 minutos y luego logró tomar la iniciativa del juego. El
tándem Valente-
Gómez por derecha le dio una alternativa clave para romper la defensa visitante. Los desbordes constantes obligó al
mediocampo de
Brown a estar más atento en la marca y dejar de lado las subidas para acompañar a los atacantes.
Gamarra tuvo el grito con un cabezazo que miró atónito el
golero Pereyra y se fue a centímetros del palo derecho.
Allecha remató dos veces en el área chica, pero el "1", rápido de reflejos pudo evitar la apertura del marcador.
Pérez Guedes eludió un par de defensores, sacó un
zurdazo esquinado que por muy poco no le dio la ventaja al Globo.
Y
Brown no pegó vueltas. Tuvo una y la hizo.
Fernández quedó mano a mano con
Pérez, la tiró larga y estampó el insólito 1-0. De no creer. A partir del gol se acomodó
perfectamente al partido el equipo de
Sialle, moviendo la pelota con criterio.
En los segundo 45´ pasó más o menos lo mismo. El primer cuarto de hora fue trabado, cortado, con escasas situaciones. Entonces,
Sánchez leyó bien el partido y mandó a la cancha a
Videla y Vera para abrir más la cancha, otorgarle más velocidad al ataque con el objetivo de torcer la historia.
Otra vez, como en la primera parte, los jugadores locales mandaron una catarata de centros al área visitante. Pese a que el
Vizcacha y
Alecha lucharon bastante con los defensores, nunca se encontraron el lugar correcto. Y en uno de esos envíos, un rebote cayó en los pies de Vera para fusilar a
Pereyra, que tapó espectacularmente. El Globo siguió buscando, y cuando la resignación se apoderaba de los espectadores,
Maitini cobró mano dentro del área. Penal para Huracán. Algunos no querían ni mirar, porque la suerte se venía riendo seguido de ellos. Pero Vera tomó la pelota y la
puso abajo contra el palo derecho, para que los "Peludos" festejen casi como el ascenso el merecido empate. Pero la euforia
descontrolada duró menos de lo que
imanábamos.
Un minuto más tarde,
Tévez le dio sin ganas, casi
sacándosela de encima, desde afuera del área. Sin embargo,
Pérez estaba demasiado inclinado hacia el palo izquierdo y el "tirito" lo sorprendió por lo débil, al punto que descartó su trayectoria que finalizó en la red. 2-1, y otra vez la bronca, la impotencia, todo era desazón en la tribuna local y la platea.
Rescatamos, entre otras cosas, el sacrificio y las ganas que demostró el Globo. Otra vez en desventaja, fue con todo a buscar el punto que le habían arrebatado, pero entre
Pereyra y la mala puntería, la victoria se fue para el sur argentino.
Huracán sumó su sexta derrota en fila. Está último. En la temporada, jugó 9 y ganó uno sólo. Por suerte, ante
Santamarina, próxima estación. Preocupa todo hoy en el club. La primer cabeza que voló fue la del
ex DT,
Murúa. El nivel y la actitud ante
Brown parecen darle un guiño de confianza a
Sánchez. Pero el crédito es escaso. Los resultados mandan, y los proyectos son exclusivamente a corto plazo. Nadie podrá sacar del pozo a Huracán
inmendiatamente. Se necesitan políticas y
desiciones a futuro, porque desde que se fue
Zwenger (único que proyectaba algo en el tiempo) cambiaron la mira y se olvidaron del objetivo en el que tanto había avanzado la temporada anterior.
Formar jugadores propios, insertarlos en el equipo profesional y darles continuidad para poder contar el día de mañana con un capital que derive en solvencia económica. La institución, como está ahora, sigue retrocediendo muchos kilómetros. Se necesita escuchar a los que saben, olvidarse del poder económico que los deposita en el absolutismo, en el autoritarismo y en la incapacidad de manejo.