lunes, 4 de julio de 2016

2004 <> 4 DE JULIO <> 2016

Huracán de Tres Arroyos consiguió materializar el sueño más importante en la historia del deporte de la ciudad: “JUGAR EN PRIMERA”. No sólo eso, también hizo realidad la fantasía de ver a los grandes como Boca, Independiente, Racing, San Lorenzo jugando partidos oficiales en Tres Arroyos. El estadio Roberto Bottino (nunca mejor elegido el nombre) reventaba de gente para ver un espectáculo de primer nivel. Hubo que reformarlo y ampliar su capacidad para semejante acontecimiento. La comunidad futbolera de la ciudad, que tanto acompañó desde el principio de esta historia, allá por 1998, jugando el Torneo Argentino B, se encontró con una gran contradicción en ese paso por Primera División: tenía que elegir en que tribuna ubicarse, la de siempre, bancando al equipo representante del fútbol local, Huracán, o en la tribuna visitante, hinchando por su equipo de cada domingo, que jamás imaginó verlo en vivo y en directo acá, en Tres Arroyos. Por eso, ese 4 de julio de 2004 fue un quiebre para la sociedad no sólo en lo deportivo, también significó un reconocimiento cotidiano de la prensa nacional por la epopeya que habían conseguido esos muchachos, esos dirigentes, esos fanáticos, esos simpatizantes, ese pueblo tresarroyense.
Huracán subió 4 categorías en 6 años básicamente sostenido por una localía muy efectiva en los primeros campeonatos, un equipo que jugaba con la pelota al piso, abriendo la cancha y los goles venían muchas veces de un centro del Nacho Alvarez Castillo, del Pepe Valverdi o de Guevara y el cabezazo certero de Claudio García, el inolvidable 9 de Energía. Si el centro venía desde la izquierda, lo tiraba el Pitu Quintana, Julito Del Negro o el Gorila Galván, que vino desde Olavarría para reforzar el plantel en el Argentino A.
El “Chopi” Izquierdo volvía loco a los rivales con sus cambios de ritmo, sus pinceladas de talento para asistir a los delanteros, pero su día de gloria, que quedó para siempre en la historia del fútbol argentino, fue ese 4 de julio de 2004. El “Globo” arrancó el segundo tiempo en Rafaela 2-1 abajo frente a la “Crema”. El resultado no le alcanzaba, porque si bien había ganado 2-1 en Mar del Plata, la ventaja deportiva dejaba al equipo de Osvaldo Piazza en la máxima categoría. Entonces, el genio frotó la lámpara y clavó dos tiro libres bien el ángulo, donde se unen el palo y el travesaño, incluso el primero es tan preciso que la pelota pega en el palo y entra. Izquierdo se vistió de Dios para darle la alegría deportiva más grande en la historia de Tres Arroyos. Dos golazos para tocar el cielo con las manos, para inmortalizar ese momento de algarabía, de locura, de incredulidad, de llantos, de abrazos, de emoción, de amor a un club, a un grupo de jugadores que no nos iban a dejar a pata, que no podían volver con las manos vacías, que venían golpeados de perder la segunda final por el ascenso ante Almagro, por penales, jugando un partidazo, con fútbol de alto vuelo, con un 2-0 mentiroso, pero con la certeza de que había sido superior al “Tricolor” en los 180 minutos y los penales premió al que pegó primero.
Hoy se cumple un nuevo aniversario, el número 12, de llegar a la cresta de la ola en el fútbol, porque aquel 4 de julio se alcanzó el pico máximo de resultados, rendimiento, confianza y verdadera representación de los hinchas en sus jugadores, que en algunos casos estaban hace muchos años viviendo en la ciudad y sentían lo que sentía la gente en ese momento, algo inexplicable para toda persona ajena al fútbol. ¡FELIZ ANIVERSARIO, PELUDOS!